EL GRAN TOMATAZO
Una de las peores imágenes de la cosecha de tomates del pasado año en Villa Clara fue la venta casi a precio de ganga de cientos de toneladas de tomates que se fueron perdiendo en la larga cola del procesamiento industrial
El fenómeno volverá a repetirse dentro de unas tres semanas cuando entren en cosecha cerca de 6000 toneladas del vegetal en el mes de marzo y la capacidad de procesamiento de la industria de conservas de la provincia apenas alcance para asimilar la mitad de la producción
Se repite el mismo guion del pasado año.
El clima retrasó el inicio de la siembra y cuando las condiciones fueron propicias, miles de hectáreas de tomate resultaron plantadas en toda la provincia en unos pocos días.
Estas plantas comenzarán a ser cosechadas en el transcurso del próximo mes creando un inmanejable pico de cosecha para la minúscula industria
Es más ecológico y económico consumir verduras y frutas en estado natural, pero las conservas son necesarias para preservar algunas producciones de temporada y no dejar escapar algunos picos productivos
Recuerdo en las cercanías de mi casa en el barrio de Camacho de Santa Clara, a la fábrica de Conservas “La Matilde” que empleaba a buena cantidad de mis vecinos. La instalación fue desmantelada y parte de sus facilidades productivas fueron convertidas en oficinas o no se utilizan en la actualidad
Allí se procesaba todo tipo de frutas y vegetales y se enlataba desde tamal hasta frijoles sin olvidar una amplia gama de concentrados con tomate.
En la Matilde pensé mucho cuando escuche a directivos de la Agricultura de Villa Clara organizando un complicado sistema de transporte para procesar en varias provincias cercanas el tomate que aquí se cosecha y no existe industria para procesarlo.
Está por venir la “zafra de la piña” y será necesario organizar una flota de rastras para volver a trasladar a la industria conservera de Ciego de Avila cerca de 20 mil toneladas de la fruta por igual motivo. Villa Clara lleva cerca de 5 años produciendo más piña que Ciego de Avila
Puede ser cosa de locos.
En los estantes de las tiendas que comercializan en divisa apenas se ven las conservas de tomates cubanos, los anaqueles se ven repletos de marcas italianas que se obtienen envenenando el medio con todo tipo de pesticidas para contener plagas.
Por ética con el ambiente y con mi salud no los consumo, pero los nuestros, esos que crecen bajo la bondad de la lluvia y el sol de Cuba como únicos fertilizantes no aparecen.
Sueño que en ese futuro mejor que necesita nuestra patria renazca la industria de conservas y que el nuevo “tomatazo” de 3000 toneladas de peso haga pensar a los tomadores de decisiones y otras autoridades que este asunto no aguanta más demora
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